No será miedo, pero será ansiedad. El sentir el aliento frío en la cara de lo desconocido. El colapso del concepto de tiempo, en el que los minutos saltan aleatoriamente entre mis dedos que escriben, los recuerdos que asedian, y las esperanzas que escapan. Se me hace pequeño el tiempo, y recuerdo a Sibila, y sus años, tantos como granos de arena que se le concedieron, y de los que olvidó pedir que fueran de juventud. Mis granos de arena, que temo que un día dejen de ser de juventud, y que me atrapen en la telaraña de lo predecible y entrópico. En contraposición, a la angustia de lo inminentemente desconocido. Empezar a añorar, y sentir la falta. Gracias. Los días no se descartan ni se suman, son abejas que ardieron de dulzura o enfurecieron. Neruda
Cuaderno de filosofía de un manatí.