Vuelvo...
Como volver en modo "Kike profundo" es un poco complicado, porque tengo la cabeza un poco revuelta. Asà que tirare del estilo de pequeños relatos, que supongo que los psicólogos sabrán leer en el sentimientos, que ni siquiera yo conozco.
Abrio la puerta. Era una puerta vieja y oxidada, de madera carcomida por la humedad y los años. No desentoba con el pasillo del edificio en el que se encontraba. Tanto el pasillo como el edificio eran antiguos y descuidados, con suciedad adherida a sus paredes y a cada baldosa del suelo. El moho coronaba las juntas de las baldosas, y el moho estaba cubierto con una ligera capa de grasa. Para cualquiera que no estuviera acostumbrado podrÃa resultar deprimente, desolador y poco acogedor.
Pero para él no, era su hogar; detrás de esa puerta estaba su mundo, su realidad. Era el único lugar en el universo donde se sentÃa seguro, donde no se sentÃa intimidado por el resto de gente. Esa gente que le atormentaba a todas horas, en cualquier esquina; con miradas, con resoplidos e incluso algunas veces con palabras envenenadas. No le gustaba la gente, la gente no le trataba bien, y él no tenÃa porque relacionarse con quien no le acepta. Por eso trabajaba repartiendo comida, dentro de lo que cabÃa no tenÃa que relacionarse mucho
Pasaba las noches transitando las calles con su moto, buscando un domicilio, pero le fascinaban las luces de la ciudad cuando caÃa la noche. Son hipnóticos esos reflejos de neón,... parece un cielo estrellado a ras de suelo.
Ese paisaje de firmamento artificial le rondaba todo el dÃa la cabeza. Le motivaba. Y por supuesto, preferÃa el invierno al verano, en invierno las noches eran más largas. ¿ y esas mágicas tardes en las que a las 6 ya es de noche? .¿ Cuántas veces sentado en la azotea se sentaba a mirar el cielo oscuro, respirando entre cortado para ver como salia vaho de su boca a golpes? Esas tardes olÃan a frio, a abrazos de un jersey de lana, a leche caliente,...
Por eso al entrar en casa esa noche recordaba esas imágenes, esos cuadros de la ciudad, que habÃan hecho su vida algo más llevadera esos últimos años. Pero ni siquiera se consideraba el tÃpico protagonista de pelÃcula, que habiendo sufrido un trauma con la sociedad o con algun ser querido, llevaba una vida de depresión continúa y alejada de la gente de a pie. No, él, objetivamente no tenÃa motivos,... pero quizás esa falta de motivos es lo que hizo que este pequeño átomo de nuestra ciudad se autodesintegrara donde se sentÃa más cómodo. A las 23:50 horas de un dÃa ( el que querais) hubo un apagón en la ciudad, al mismo tiempo que él decidÃa ingerir un bote entero de calmantes. ¿ A dónde lleva un camino que no tiene fin?
Como volver en modo "Kike profundo" es un poco complicado, porque tengo la cabeza un poco revuelta. Asà que tirare del estilo de pequeños relatos, que supongo que los psicólogos sabrán leer en el sentimientos, que ni siquiera yo conozco.
Abrio la puerta. Era una puerta vieja y oxidada, de madera carcomida por la humedad y los años. No desentoba con el pasillo del edificio en el que se encontraba. Tanto el pasillo como el edificio eran antiguos y descuidados, con suciedad adherida a sus paredes y a cada baldosa del suelo. El moho coronaba las juntas de las baldosas, y el moho estaba cubierto con una ligera capa de grasa. Para cualquiera que no estuviera acostumbrado podrÃa resultar deprimente, desolador y poco acogedor.
Pero para él no, era su hogar; detrás de esa puerta estaba su mundo, su realidad. Era el único lugar en el universo donde se sentÃa seguro, donde no se sentÃa intimidado por el resto de gente. Esa gente que le atormentaba a todas horas, en cualquier esquina; con miradas, con resoplidos e incluso algunas veces con palabras envenenadas. No le gustaba la gente, la gente no le trataba bien, y él no tenÃa porque relacionarse con quien no le acepta. Por eso trabajaba repartiendo comida, dentro de lo que cabÃa no tenÃa que relacionarse mucho
Pasaba las noches transitando las calles con su moto, buscando un domicilio, pero le fascinaban las luces de la ciudad cuando caÃa la noche. Son hipnóticos esos reflejos de neón,... parece un cielo estrellado a ras de suelo.
Ese paisaje de firmamento artificial le rondaba todo el dÃa la cabeza. Le motivaba. Y por supuesto, preferÃa el invierno al verano, en invierno las noches eran más largas. ¿ y esas mágicas tardes en las que a las 6 ya es de noche? .¿ Cuántas veces sentado en la azotea se sentaba a mirar el cielo oscuro, respirando entre cortado para ver como salia vaho de su boca a golpes? Esas tardes olÃan a frio, a abrazos de un jersey de lana, a leche caliente,...
Por eso al entrar en casa esa noche recordaba esas imágenes, esos cuadros de la ciudad, que habÃan hecho su vida algo más llevadera esos últimos años. Pero ni siquiera se consideraba el tÃpico protagonista de pelÃcula, que habiendo sufrido un trauma con la sociedad o con algun ser querido, llevaba una vida de depresión continúa y alejada de la gente de a pie. No, él, objetivamente no tenÃa motivos,... pero quizás esa falta de motivos es lo que hizo que este pequeño átomo de nuestra ciudad se autodesintegrara donde se sentÃa más cómodo. A las 23:50 horas de un dÃa ( el que querais) hubo un apagón en la ciudad, al mismo tiempo que él decidÃa ingerir un bote entero de calmantes. ¿ A dónde lleva un camino que no tiene fin?
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