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Mostrando entradas de octubre, 2006
Pequeño homenaje http://www.distorsiones.com Desde otras tierras emitiendo para toda la galaxia, y yo me voy allí, cerca. Euroresidentes. Con él y a pasar buenos ratos, ¿45 minutos en avión? Eso no es nada. Tío Fede, nos vemos pronto.
El aire no huele a perfume, es inoloro y transparente, dejando vacias, al relente, mis manos, que lo asumen. Quiebran siempre en verso las más ideas meridianas, sobre el vaho de la ventana, obviando el frío universo. Vuelve días sin horas
Iba bajando las escaleras de aquella pensión haciendo sonar cada peldaño con el chirrido de la madera. Mientras, apoyaba ligeramente la mano sobre la minúscula barandilla que tenía la escalera. Él, se deslizaba lentamente, como si le pesarán los pies; pero su cara esgrimía una sonrisa, más que una sonrisa parecía un reto. Los pies adivinaron el fin de la escalera y equilibraron el resto del cuerpo para seguir la trayectoria sobre una superficie plana. Su cabeza, por otra parte, se giró levemente hacia el mostrador de la recepción, y dejó entrever a la recepcionista unos dientes amarillentos entre unos labios ajados. La chica, sorprendida, le correspondió con una sonrisa y un casi ininteligible: ?Buenas noches, caballero?. Esto satisfizo en secreto al hombre, que siempre le había encantado que le llamaran caballero. Le daba confianza en sí mismo, y le hacía caminar con paso decidido. Salió por la puerta, cuando la cerraba se giró y con un guiño acompañó un ademán de quitarse el
A Eryk Von Bicken. Insel. Gante. 1 de Octubre de 1834. Querido amigo Bicken: Acudo a ti pese al largo silencio en el que te sumiste hará cosa de un año. No pasa una semana, decir día sería excesivo, sin que me acuerde de tus cartas; que, aunque no fueran dirigidas a mí, leía asiduamente. Y ahora sabiendo que tú te marchas a la capital británica indefinidamente, no puedo contener la tentación de dirigirme a ti mediante esta carta. Las crónicas de tus días por aquellos parajes me resultaban, francamente, cautivadoras. Quizá por la lejanía de días a caballo a la que jamás he accedido, quizá por la cercanía a unos centros de pensamiento alejados de la excesiva pomposidad de París. Si te soy franco estoy pensando en mudarme a Viena. Parece una locura, pero mi hermano Friedrich me hospedaría allí hasta que encontrara un domicilio propio. Aunque aun no estoy muy seguro de poder encontrar un medio para perpetrar mi existencia acostumbrada a los relativos lujos que puede gozar un pr