Fin Interrail
Bueno, que dolor esto de parir un blog con un tema cerrado. En serio, esto de tener que contar lo del interrail se me hace un mundo, porque no tengo libertad creativa. Así pues, hoy le pego carpetazo. Como va siendo la línea habitual brófego, sin clase y ligeramente distorsionado.
La cosa es que llegamos a Viena. No teníamos hostal. Bueno a finlandesa y yo no lo teníamos, el californiano sí. Así que le seguimos a ver si podíamos conseguir unas camas en la misma residencia. Nos dijeron que no, a no ser que hubiera cancelaciones. Las hubo, premio para el chavalote. El californiano estaba contentisimo por tener al pivón cerca.
Así que fuimos para arriba, para abajo, nos decidimos separar porque queríamos un poco de soledad, para algo viajabamos solos. Esa noche estuvimos en el bar tomando algo, y nos quedamos los últimos el californiano y yo, y me comunicó claramente sus ganas de pinchar carne nórdica. Y cortesmente me preguntó si yo no tenía incoveniente, le dije que adelante que por aquellos lares estaban siempre bajo cero, así que si estaba hecha un 70% de agua, que se hiciera la idea que iba a ser 70% hielo. Pero que nada, que con ilusión y ganas podía acabar con la mano llena de callos.
Al día siguiente a ver la ciudad, ya ni me acuerdo lo que hice, fui a ver un par de parques me encontré con dos griegos de la residencia que parecían venidos de otro planeta. Entre lo mal que hablaban inglés y las ideas de tan raras que tenían, no llegamos a una comunicación fluida. El momento que me marcó fue cuando nos sentamos en un parque, y al lado nuestro habían unas chicas de 16-17 años. El griego que parecía que hubiese dejado secar sus neuronas al sol, se acerca con alguna escusa estúpida, y se pone a hablar de algo, las chicas mirando hacia otra parte. Y yo contestando a lo que me preguntaban de música y tal. Así que le dije al griego con la mirada, vayámonos. Nos levantamos y me dice: ¿no te gusta ligar? . Y claro se me pasó por la cabeza decirle: "no, lo que no me gusta es abochornarme por estupideces ajenas", pero me contenté con un "na, que son muy pequeñas". Así que nada, se pasa el día y a la resi.
Llega el momento que todos estáis esperando. En la residencia había una guitarra, así que me puse a tocar como David Bowie hiciera en un rincón solitario. Y aparece una chica con su diario, y se pone a escribir. Miradas lascivas tirando a insulsas, y me acabo acercando después de tocarle implícitamente un par de canciones. Hablamos y hablamos. Se va llenando la sala, juerga y alborozo. Digo me voy a cenar, te vienes. Y nos fuimos a cenar por ahí. A la vuelta nos sentamos en un parque, et ego, cual buitre del desierto del Teneré me tiré al cuello, y, claro, ella se dejó querer. Pero, estabamos en un hostal juvenil con habitaciones compartidas, así pues otra noche más tuve que retirarme a mi alcoba con los genitales como pelotas de tenis y rabia por no tener pasta. Que le vamos a hacer, un viaje sin pinchar.
Porque paso de contar ya el resto, Suiza, Italia. Chiquitas, fiesta con mi vecino italiano de erasmus, pero nada de carnaza.
Por fin, fin.
Volveré a mis cinismos sin clase en breve. Os saluda desde lo más profundo del mundo chabacano y pachanguero que tiene por epicentro la capital del turia.
Bueno, que dolor esto de parir un blog con un tema cerrado. En serio, esto de tener que contar lo del interrail se me hace un mundo, porque no tengo libertad creativa. Así pues, hoy le pego carpetazo. Como va siendo la línea habitual brófego, sin clase y ligeramente distorsionado.
La cosa es que llegamos a Viena. No teníamos hostal. Bueno a finlandesa y yo no lo teníamos, el californiano sí. Así que le seguimos a ver si podíamos conseguir unas camas en la misma residencia. Nos dijeron que no, a no ser que hubiera cancelaciones. Las hubo, premio para el chavalote. El californiano estaba contentisimo por tener al pivón cerca.
Así que fuimos para arriba, para abajo, nos decidimos separar porque queríamos un poco de soledad, para algo viajabamos solos. Esa noche estuvimos en el bar tomando algo, y nos quedamos los últimos el californiano y yo, y me comunicó claramente sus ganas de pinchar carne nórdica. Y cortesmente me preguntó si yo no tenía incoveniente, le dije que adelante que por aquellos lares estaban siempre bajo cero, así que si estaba hecha un 70% de agua, que se hiciera la idea que iba a ser 70% hielo. Pero que nada, que con ilusión y ganas podía acabar con la mano llena de callos.
Al día siguiente a ver la ciudad, ya ni me acuerdo lo que hice, fui a ver un par de parques me encontré con dos griegos de la residencia que parecían venidos de otro planeta. Entre lo mal que hablaban inglés y las ideas de tan raras que tenían, no llegamos a una comunicación fluida. El momento que me marcó fue cuando nos sentamos en un parque, y al lado nuestro habían unas chicas de 16-17 años. El griego que parecía que hubiese dejado secar sus neuronas al sol, se acerca con alguna escusa estúpida, y se pone a hablar de algo, las chicas mirando hacia otra parte. Y yo contestando a lo que me preguntaban de música y tal. Así que le dije al griego con la mirada, vayámonos. Nos levantamos y me dice: ¿no te gusta ligar? . Y claro se me pasó por la cabeza decirle: "no, lo que no me gusta es abochornarme por estupideces ajenas", pero me contenté con un "na, que son muy pequeñas". Así que nada, se pasa el día y a la resi.
Llega el momento que todos estáis esperando. En la residencia había una guitarra, así que me puse a tocar como David Bowie hiciera en un rincón solitario. Y aparece una chica con su diario, y se pone a escribir. Miradas lascivas tirando a insulsas, y me acabo acercando después de tocarle implícitamente un par de canciones. Hablamos y hablamos. Se va llenando la sala, juerga y alborozo. Digo me voy a cenar, te vienes. Y nos fuimos a cenar por ahí. A la vuelta nos sentamos en un parque, et ego, cual buitre del desierto del Teneré me tiré al cuello, y, claro, ella se dejó querer. Pero, estabamos en un hostal juvenil con habitaciones compartidas, así pues otra noche más tuve que retirarme a mi alcoba con los genitales como pelotas de tenis y rabia por no tener pasta. Que le vamos a hacer, un viaje sin pinchar.
Porque paso de contar ya el resto, Suiza, Italia. Chiquitas, fiesta con mi vecino italiano de erasmus, pero nada de carnaza.
Por fin, fin.
Volveré a mis cinismos sin clase en breve. Os saluda desde lo más profundo del mundo chabacano y pachanguero que tiene por epicentro la capital del turia.
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