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Sobremesa sefardí

Otra sobremesa narcotica, me sube un calorcito interior, los ojos se me cierran, y una vocecita interior me dice: hace o no una siesta?? Vaya que si hace, pero si me duermo... pierdo toda la tarde.
Así que aquí estoy viendo la tele e intentado pensar en algo que contaros. Se me ocurren muchas cosas, pero ya que sale ahora por la tele, hablare de israel-palestina. No voy a extenderme mucho, porque ciertamente no entiendo nada... la idea general es que se conseguira paz si revientas al otro...Y esa fijación por donde poner la frontera?? Nadie ha pensado que podría no haber frontera??? convivir... es dificil!! ya, ya lo se. Pero se están matando de manera brutal, esfuerzo por parte de todos. De todas maneras, Sharon es imbecil ( ya me he quedado agusto), es un pedazo de nazi, en que cabeza cabe esas incursiones? esa violencia? alimentando el fuego de la ira. Hay veces que pienso que tiene la cabeza únicamente para compensar el cuerpo y que no se caiga de culo. Supongo que la cosa no será tan facil, y será mi ignorancia la que no me deja ver la complejidad del asunto; de todas maneras estoy seguro de que meter tanques en ciudades y disparar a los niños que tiran piedras a los invasores ( si invasores, del verbo invadir ) que vienen a destruir sus casas y llevarse a sus padres y hermanos. Ya me callo, que supongo que no soy quién para opinar sobre tan gran asunto. Pero que quede patente, me parece muy mal.
PD: Que muera Terenci Moix y Sharon siga vivo tira por los suelos la teoria de la evolución de Darwin ( la especie siempre mejora,... si claro...)

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Sería el crujido de los neumáticos, o quizá la noche, más que la noche la imposibilidad de que fuera cualquier otro momento del día excepto la noche. El abrupto deslizarse del automóvil por aquel camino sin asfaltar, atravesando el polvo en suspensión y moviéndonos a espaldas de las casas que tenían ventanas apagadas de gente durmiendo. Esa gente que se dormía a las once para trabajar al día siguiente, esa gente que encontraba su realización en la jornada de ocho horas y una familia que apagaba su vida al encender la tele. Nos sentíamos guardianes de sus sueños, Morpheos, viviendo lo que ellos sólo anhelaban inconscientemente porque habían dejado de anhelar al tiempo que aprendieron a callar. Colándonos por las rendijas de sus contraventanas para desnudar su lívido, para crispar su aceptación muda de la realidad. Nosotros que mirábamos esas ventanas mientras nos comíamos a besos y nos desnudábamos del todo, anhelando el siguiente beso y el siguiente gemido. Nosotros que eramos los rey...
Aquel lugar olía como un camión abandonado, o al menos eso era lo primero que se le venía a la cabeza al pensar en ese olor a húmedad, a cerrado, humo de tabaco, a sudor y a alguna otra cosa imposible de descubrir. Aunque le repgunaba el lugar no podía dejar de sentir esa suave atracción por ella cada vez que se agachaba y dejaba entrever lo que ocultaba su blusa. Lo había hecho ya varias veces, y cada vez, le daba más la sensación que lo hacía a propósito. Y no porque él le gustara, si no porque ella quería gustar. Era algo parecido a un tanteo de fuerzas, un " a ver hasta donde llego". La música seguía sonando, estallando contra las paredes que temblaban a cada beat . Era un sitio pequeño, oscuro y ruidoso. Pero aun así lograba concentrarse sólo en el pecho que ella movía desde sus hombros, y no en su cara que se perdía en una lluvia de luces multicolor que deslumbraban intermitentemente, y no permitían ver nada con claridad. Él se acerco. - Te invito a tomar un café - No -...
Insomnio devengado de los días que llegarán, que serán inmediatos a mi partida. Que serán los portales de mi viaje al otro lado del océano. Del viaje que no es viaje, si no emigración, porque lo dicen las autoridades, porque lo dice el visado, porque pone Residente Temporal en Chile. Porque me muero de miedo. Porque no sé qué voy a encontrar, pero como siempre tengo la dulce sensación narcótica de que allá encontraré a mi ideal de mujer etérea e ilustrada; como si no hubiese aprendido aun que es mentira. Miedo, también, porque no sé qué voy a hacer con mis días, si podré ayudar, si daré la talla, si no me vendré abajo. Se anda cancerando el alma de vacío, ya sin sentimientos, ni ganas de escribir, ni ganas de nada. Sólo un miedo, que ni siquiera es miedo, que es tensión y desconocimiento. Pero nada más. ¿Irá con los años?