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Biblio metal

Se acabó la biblioteca. Época en la que te puedes enamorar tres veces al día, fliparte con un grupo de música, compartir momentos de desesperación extrema.
Pero lo que más mola es el ir en plan pandilla, la banda del patio. Somos más duros que comer sandwiches de tachuelas. Los ocasos son el símbolo de nuestra huida, que a ser posible serían en unas motos enormes y de fondo sonando Gigatrón, mientras lanzamos nuestras lascivas miradas hacia todas las pijas emo-tivas que nos han seducido cual sirenas ( de bomberos) y que esa noche tendrán su merecido homenaje.
Y a esos apijados, que no nos caen tan bien como las pijas, miradas de speed metaleros agresivos; imaginándonos que llevamos unas greñas por los hombros, chupas de cuero con parches de Maiden y cadenas resonando a nuestros pasos;además, como no, unas botas de media caña.
Al abrir la puerta de nuestra sala entra una corriente de aire que hace que blandan nuestras greñas, momento en que nos giramos para echar la última mirada a las chatis. Como despedida caen guitarras en forma de hacha para hacer un solo moñas a lo Guns'n'Roses.

Comentarios

Quique ha dicho que…
no, es que los punkis ligan... y nosotros no.

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