Luces
Me ha hecho mucha ilusión, un comentario que me han hecho de lo que escribo. Recobras la ilusión cuando la gente te dice que esta bien. Pero, ¿ hasta dónde me es lÃcito sentirme orgulloso? ¿Caeré en un "escribir por vanidad"? No lo sé, lo que sà que es cierto es que últimamente me estaba dejando muy de lado mi afición a la escritura. Sin embargo sigo con mi ventana, con mis reflexiones,...
En esta semana santa se me ha quedado un paisaje grabado en la cabeza, una vista que compartà con un nuevo amigo en una apacible noche lejos de la ciudad.
Las luces tililaban en el lÃmite entre el cielo y la tierra que desaparece cuando cae la noche. Y esa noche era cerrada, las montañas eran siluetas aun más oscuras que el cielo que las velaba. Las pocas estrellas que se veian fueron muriendo tras unas nubes densas y oscuras, pero las estrellas del horizonte seguÃan iluminando nuestra conversación. Las luces no se movÃan, sólo parpadeaban, pero este pseudodestello era hipnótico,... hablábamos y hablábamos mirando las luces, y las montañas,... la noche parecÃa acompañar nuestras disertaciones sobre filosofÃa y vida.
La brisa gélida penetraba las mantas que habÃamos cogido para refugiarnos del frio. Supongo que era parte de la noche, era el frio... que al final nos harÃa ceder e irnos a la cama, no sin antes disfrutar de una larga e interesante conversación.
Me ha hecho mucha ilusión, un comentario que me han hecho de lo que escribo. Recobras la ilusión cuando la gente te dice que esta bien. Pero, ¿ hasta dónde me es lÃcito sentirme orgulloso? ¿Caeré en un "escribir por vanidad"? No lo sé, lo que sà que es cierto es que últimamente me estaba dejando muy de lado mi afición a la escritura. Sin embargo sigo con mi ventana, con mis reflexiones,...
En esta semana santa se me ha quedado un paisaje grabado en la cabeza, una vista que compartà con un nuevo amigo en una apacible noche lejos de la ciudad.
Las luces tililaban en el lÃmite entre el cielo y la tierra que desaparece cuando cae la noche. Y esa noche era cerrada, las montañas eran siluetas aun más oscuras que el cielo que las velaba. Las pocas estrellas que se veian fueron muriendo tras unas nubes densas y oscuras, pero las estrellas del horizonte seguÃan iluminando nuestra conversación. Las luces no se movÃan, sólo parpadeaban, pero este pseudodestello era hipnótico,... hablábamos y hablábamos mirando las luces, y las montañas,... la noche parecÃa acompañar nuestras disertaciones sobre filosofÃa y vida.
La brisa gélida penetraba las mantas que habÃamos cogido para refugiarnos del frio. Supongo que era parte de la noche, era el frio... que al final nos harÃa ceder e irnos a la cama, no sin antes disfrutar de una larga e interesante conversación.
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