Ir al contenido principal
Behind blue eyes

A veces vuelas hacia abajo, pero claro no te das cuenta hasta que de pronto te estrellas contra el suelo. Ves que todo lo que creías que era de subida era una bajada del revés (?), el momento del impacto es confuso. No sabes que ha pasado, ¿ cómo ibas a encontrar el suelo en el cielo? Sin embargo hay veces que ya intuiamos que ibamos hacia abajo, pero preferimos tapar lo obvio y seguir nuestro vuelo. Ya llegara el limite del cielo, ya bajaremos, siempre se pasa,... pero claro... no contábamos con el suelo. Santo chichón que nos hacemos. Sin duda no durará más de un par de días, pero mientras piensas no tanto cómo te duele, si no cómo he sido tan tonto como para ir hacia abajo... ¿cómo no me di cuenta? ¿ por que quise llegar al cielo?
En fin, hay veces incluso que niegas haberte dado con el suelo... y con toda la dignidad del mundo retomas tu vuelo medio de lado ( y boca abajo claro ) y ale a volar de nuevo... hasta el próximo... y así pasan los días. Que ya no quiero ver el suelo... y que ahi está, que no se mueve...

The Who - Behind blue eyes

No one knows what it's like
To be the bad man
To be the sad man
Behind blue eyes

No one knows what it's like
To be hated
To be fated
To telling only lies

But my dreams
They aren't as empty
As my conscience seems to be

I have hours, only lonely
My love is vengeance
That's never free

No one knows what it's like
To feel these feelings
Like I do
And I blame you

No one bites back as hard
On their anger
None of my pain and woe
Can show through

But my dreams
They aren't as empty
As my conscience seems to be

I have hours, only lonely
My love is vengeance
That's never free

When my fist clenches, crack it open
Before I use it and lose my cool
When I smile, tell me some bad news
Before I laugh and act like a fool

And If I swallow anything evil
Put your finger down my throat
And If I shiver, please give me a blanket
Keep me warm, let me wear your coat

No one knows what it's like
To be the bad man
To be the sad man
Behind blue eyes

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sería el crujido de los neumáticos, o quizá la noche, más que la noche la imposibilidad de que fuera cualquier otro momento del día excepto la noche. El abrupto deslizarse del automóvil por aquel camino sin asfaltar, atravesando el polvo en suspensión y moviéndonos a espaldas de las casas que tenían ventanas apagadas de gente durmiendo. Esa gente que se dormía a las once para trabajar al día siguiente, esa gente que encontraba su realización en la jornada de ocho horas y una familia que apagaba su vida al encender la tele. Nos sentíamos guardianes de sus sueños, Morpheos, viviendo lo que ellos sólo anhelaban inconscientemente porque habían dejado de anhelar al tiempo que aprendieron a callar. Colándonos por las rendijas de sus contraventanas para desnudar su lívido, para crispar su aceptación muda de la realidad. Nosotros que mirábamos esas ventanas mientras nos comíamos a besos y nos desnudábamos del todo, anhelando el siguiente beso y el siguiente gemido. Nosotros que eramos los rey...
Aquel lugar olía como un camión abandonado, o al menos eso era lo primero que se le venía a la cabeza al pensar en ese olor a húmedad, a cerrado, humo de tabaco, a sudor y a alguna otra cosa imposible de descubrir. Aunque le repgunaba el lugar no podía dejar de sentir esa suave atracción por ella cada vez que se agachaba y dejaba entrever lo que ocultaba su blusa. Lo había hecho ya varias veces, y cada vez, le daba más la sensación que lo hacía a propósito. Y no porque él le gustara, si no porque ella quería gustar. Era algo parecido a un tanteo de fuerzas, un " a ver hasta donde llego". La música seguía sonando, estallando contra las paredes que temblaban a cada beat . Era un sitio pequeño, oscuro y ruidoso. Pero aun así lograba concentrarse sólo en el pecho que ella movía desde sus hombros, y no en su cara que se perdía en una lluvia de luces multicolor que deslumbraban intermitentemente, y no permitían ver nada con claridad. Él se acerco. - Te invito a tomar un café - No -...
Insomnio devengado de los días que llegarán, que serán inmediatos a mi partida. Que serán los portales de mi viaje al otro lado del océano. Del viaje que no es viaje, si no emigración, porque lo dicen las autoridades, porque lo dice el visado, porque pone Residente Temporal en Chile. Porque me muero de miedo. Porque no sé qué voy a encontrar, pero como siempre tengo la dulce sensación narcótica de que allá encontraré a mi ideal de mujer etérea e ilustrada; como si no hubiese aprendido aun que es mentira. Miedo, también, porque no sé qué voy a hacer con mis días, si podré ayudar, si daré la talla, si no me vendré abajo. Se anda cancerando el alma de vacío, ya sin sentimientos, ni ganas de escribir, ni ganas de nada. Sólo un miedo, que ni siquiera es miedo, que es tensión y desconocimiento. Pero nada más. ¿Irá con los años?