Ir al contenido principal
Me desperté, aun era de noche. Tarde en reaccionar y asociar el tener que abrir los ojos al poder saber en qué hora estaba viviendo. Abrí un ojo y vi que las luces rojas tan rectilíneas como siempre marcaban las 5:23. Mi brazo topó con otro brazo, un brazo inánime y dormido. Acabé de salir del sueño y recordé a la chica que había conocido la noche anterior, que pese a que no era especialmente guapa, tenía unas curvas que no se pueden rechazar tras meses y meses de solterío y sequía. No es que no se pudieran rechazar, tanto como que no puede evitar el intentar meterla debajo de mis sábanas. Esas sábanas medio enmohecidas que no cambiaba desde hacía meses, ya que el otro juego de sábanas se rasgó. Jugando con las sábanas me di cuenta de que no eran mis sábanas, de hecho mi tampoco mi reloj, mi reloj tenía luces verdes. Estaba en su casa. Seguía sin despertarme del todo. No había bebido mucho, no era que no recordara nada, sólo que aun se me entremezclaban los sueños y las costumbres.
Giré mi cabeza hacia su lado de la cama y encontré su pelo vertido sobre la almohada. Tuve el impulso de tocarlo, pero como mis extremidades aun no recibían ordenes de mi cerebro acerque los labios y la nariz. Desprendía un olor rancio, como de nevera en la que sólo hay una cebolla agonizante.

Me quedé un rato mirando al techo, sin pensar en nada. Sólo en el techo, viendo figuras derramadas de oscuridad, que cuando era pequeño me daba la sensación que avizoraban mis sueños. Ya no. Sólo eran trozos muertos de noche.

Busqué mi ropa a tientas y me escapé por el hueco de la ventana ( de una forma figurada, claro; salí por la puerta).

Comentarios

Esther ha dicho que…
Vaya mezcla de sensaciones placenteras, desagradables y desengaños en una sóla noche...
Quique ha dicho que…
Puede ser una noche interesante, como poco para recordar. Lo de los días anodinos no va con nosotros, no? Si lo son los reinventamos.
Violeta Tomás ha dicho que…
¿De verdad te marchaste? Siempre hay motivos, claro, no digo que no. Pero cuando nos mueve el miedo (al amanecer, quién sabe a cuántas cosas), podemos perdernos cosas interesantes...
Quique ha dicho que…
Mmm... me fui... tampoco pensé por qué o por qué no. De echo nunca llegué... así que podía acabar el cuento de cualquier manera... pero recordé a Javier Marías, en un libro que me encantó... y de hecho, toda la historia surge de él, ésta y la paralela en dias sin horas
Violeta Tomás ha dicho que…
Sí, leí la paralela, qué terror...

Entradas populares de este blog

Sería el crujido de los neumáticos, o quizá la noche, más que la noche la imposibilidad de que fuera cualquier otro momento del día excepto la noche. El abrupto deslizarse del automóvil por aquel camino sin asfaltar, atravesando el polvo en suspensión y moviéndonos a espaldas de las casas que tenían ventanas apagadas de gente durmiendo. Esa gente que se dormía a las once para trabajar al día siguiente, esa gente que encontraba su realización en la jornada de ocho horas y una familia que apagaba su vida al encender la tele. Nos sentíamos guardianes de sus sueños, Morpheos, viviendo lo que ellos sólo anhelaban inconscientemente porque habían dejado de anhelar al tiempo que aprendieron a callar. Colándonos por las rendijas de sus contraventanas para desnudar su lívido, para crispar su aceptación muda de la realidad. Nosotros que mirábamos esas ventanas mientras nos comíamos a besos y nos desnudábamos del todo, anhelando el siguiente beso y el siguiente gemido. Nosotros que eramos los rey
Aquel lugar olía como un camión abandonado, o al menos eso era lo primero que se le venía a la cabeza al pensar en ese olor a húmedad, a cerrado, humo de tabaco, a sudor y a alguna otra cosa imposible de descubrir. Aunque le repgunaba el lugar no podía dejar de sentir esa suave atracción por ella cada vez que se agachaba y dejaba entrever lo que ocultaba su blusa. Lo había hecho ya varias veces, y cada vez, le daba más la sensación que lo hacía a propósito. Y no porque él le gustara, si no porque ella quería gustar. Era algo parecido a un tanteo de fuerzas, un " a ver hasta donde llego". La música seguía sonando, estallando contra las paredes que temblaban a cada beat . Era un sitio pequeño, oscuro y ruidoso. Pero aun así lograba concentrarse sólo en el pecho que ella movía desde sus hombros, y no en su cara que se perdía en una lluvia de luces multicolor que deslumbraban intermitentemente, y no permitían ver nada con claridad. Él se acerco. - Te invito a tomar un café - No -
A veces me gustaría escribir como Pau , joder qué fluidez, yo que me atranco con los reniegos pseudorománticos que no llevan a ninguna parte. Tengo que desarrollar más aptitudes literarias. Pero no sé de qué escribir. Estoy muy ilusionado con lo que estoy viendo aquí, tengo proyectos ideas y un montón de cosas que voy a disfrutar. Pero no me apetece hablar de eso. Sinceramente, creo que no podría. Siempre la misma referencia de amor y enamoramientos. Claro que hay, siempre acaba uno siguiendo alguna falda, aunque podría ser cualquier otra. Pero es esa porque te sonríe mucho o te roza de vez en cuando la mano. Y empieza la estúpida frustración de pensar que no le gustas. Que probablemente sea verdad, pero al fin y al cabo, todo va sobre convencer y conquistar. Con alguien discutía el otro día que si esperabas a que una chica viniera a decirte lo guapo que eres y lo muy enamorada que está de ti lo llevaba claro. No me canso de las faldas pero me canso de hablar de ellas. Me da miedo cans