Crónica de una muerte anunciada ( amén GarcÃa Marquez)
Sábado por la noche. Desde las 7 habÃamos estado de fiesta en la residencia, era el tour de cuisine, y cada casa se habÃa decorado de una manera y habÃa hecho una especie de bol etÃlico para el resto de compañeros. A eso de las 11 deciden ir al centro, vale, yo me espero un poco y cogeré el autobus en otra parada aunque tenga que andar 5 minutos, me ahorro 15 de dar vueltas con el bus. Asà que un poco después que los demás salgo a la calle, bajo un cielo espectacular, tanto que voy andando hacia atrás un trozo para ver las estrellas que se me quedaban a la espalda. Me subo al autobús y vamos hacia el centro.
Allà nos acercamos a una discoteca muy snob, en la que se está relativamente bien, pero tampoco nos contagia excesivamente la marcha, asà que pasado un rato y con hambre de algunos, salimos a buscar un sitio para comer. Comen, medio de pie, y bueno, discutimos a dónde deberÃamos ir... bueno pues iremos al sitio de siempre,... en fin, ¿qué remedio?.
De camino nos cruzamos con otro pub, tiene buena pinta, también bastante snob, y con la tónica de música generalizada r'n'b de la Mtv con hiphop de idéntico estilo. Bailamos, y hacemos lo usual.
Vienen un par de amigos más.
Me fijo en una chica, preciosa ella, pelo castaño claro de una melena larga y brillante, ojos claros y rasgos etéreos. Con mis tácticas habituales, siempre ( casi ) inócuas, establezco contacto; le miro, me mira ( eureka!). Y como tÃmido e inseguro que soy paso a su lado, como quien va a ver la chaqueta, vuelvo... y me dice algo en danés que no entiendo. Me disculpo torpemente sobre mi desconocimiento de la lengua local, que si en inglés le sirve pues mejor. Asà que me dice que si bailamos, y bailo un rato con ella. Me dice vamos a tomar algo, soprendido por su actitud dominante me dejo llevar. Le invito a una cerveza y para mi una cocacola ( predecible en un abstemio como yo), y hablamos, nada transcendente: de dónde soy, qué hago, cuántos años tengo ( mentÃ, le dije 22, pero bueno es algo que aprendà en otro momento de mi vida que algún dÃa os contaré; no fuera a ser ella mayor que yo, pero tenÃa 20, me dijo aunque el local era para mayores de 21 ella conocÃa a un camarero). Mis amigos dicen que se van que van a perder el último bus, yo digo que me quedo, el todo por el todo. Se levantó una vez a hablar con alguien, esperaba, se me hacÃa eterno. Vino y seguimos hablando, de tÃpicas cosas sin demasiado sentido; vio al camarero que conocÃa, y me dijo si me importaba que hablara con el un rato, le dije que claro que no, asà que aunque a mi lado yo me aislaba. Volvió conmigo, continúa la conversación, le comento que he perdido el último bus, que tendré que esperar al primero de la mañana. Con ello me dice, espera un momento aquà que tengo que ver cómo me vuelvo a casa que no se dónde están mis amigas. Asà que espero. Se me hace eterno, me aferro al taburete donde ella se sentaba, como si la tubiera entre mis brazos y no quisiera soltarla. Y pasan los minutos, y no viene. Otra chica me dice que si bailo con una amiga suya, le digo que no que estoy esperando,... creo. No sé cuanto esperé, quizás media hora o cuarenta minutos, vi pasar al camarero con quien habÃa hablado, y le pregunte por ella, me dijo despectivamente que se habÃa ido. No me supuso un shock, durante la espera me lo habÃa planteado... pero pasados dos segundos querÃa llorar, di una vuelta por el pub como quien busca fantasmas en la niebla, y salà con los dientes apretados y los ojos húmedos. Llamo a un amigo, se lo cuento, me tranquiliza, que vaya donde está el ( muy lejos andando y a 0 grados) o que me coja un taxi. Me cojeré un taxi. Voy caminando y por todas partes hay gente pidiendo taxis, y los taxis no paran, llenos. Veo que al otro lado de la calle, unos paran a un coche normal ( ¿ algún conocido?, suerte), yo sigo levantando el brazo a cada coche que pasa, si son las 4 y media deben ser taxis. Me para un coche, y un hombre de origen turco, me dice que si necesito un taxi ( genial un taxi ilegal), eran las 4 y media de la mañana 0 grados, no tenÃa chaqueta y querÃa morirme. ¿Cuánto? Cien y cinco coronas,... supongo que quiere decir 150... 20 euros... pfff... da igual, ya me da lo mismo. Asà que subo, me enseña dos billetes de 100 y 50, yo le digo que sà con la cabeza, y le doy el dinero. Me dice que me ponga delante ( piraterÃa taxista, me parece bien, si hacen falta taxis pues que se cubra con el mercado negro). Suerte que le camino a casa está en obras, se pierde un poco pero finalmente llego a casa, le doy las gracias, y camino hacÃa mi casa, que ganas de llorar,... que sentimiento de ser lo peor del universo. Durante el viaje me escuso en mil cosas, quizá me dijo que se iba y no la entendÃ, quizás salió y no pudo volver a entrar,... ¡Bah! Da igual, el hecho es que me quede solo, con un mechero que se habÃa dejado en la mesa y que como un tonto guardé mientras esperaba. La mañana siguiente, rara, un mail en el buzón me alegra relativamente, siempre alegra ver un email inesperado. Sonrio a la pantalla y espero que le llegue al remitente, le contestaré otro dÃa, ahora le contarÃa demasiadas historias que no se si está intersada en saber.
LagrÃmas secas en el corazón, e ira reprimida. Dejo de creer que la gente es buena por naturaleza, que hay gente que es mala o que no le importa si hace daño o no,... ante los latigazos, corazón de acero... por lo menos con la gente que no conozco.
Sábado por la noche. Desde las 7 habÃamos estado de fiesta en la residencia, era el tour de cuisine, y cada casa se habÃa decorado de una manera y habÃa hecho una especie de bol etÃlico para el resto de compañeros. A eso de las 11 deciden ir al centro, vale, yo me espero un poco y cogeré el autobus en otra parada aunque tenga que andar 5 minutos, me ahorro 15 de dar vueltas con el bus. Asà que un poco después que los demás salgo a la calle, bajo un cielo espectacular, tanto que voy andando hacia atrás un trozo para ver las estrellas que se me quedaban a la espalda. Me subo al autobús y vamos hacia el centro.
Allà nos acercamos a una discoteca muy snob, en la que se está relativamente bien, pero tampoco nos contagia excesivamente la marcha, asà que pasado un rato y con hambre de algunos, salimos a buscar un sitio para comer. Comen, medio de pie, y bueno, discutimos a dónde deberÃamos ir... bueno pues iremos al sitio de siempre,... en fin, ¿qué remedio?.
De camino nos cruzamos con otro pub, tiene buena pinta, también bastante snob, y con la tónica de música generalizada r'n'b de la Mtv con hiphop de idéntico estilo. Bailamos, y hacemos lo usual.
Vienen un par de amigos más.
Me fijo en una chica, preciosa ella, pelo castaño claro de una melena larga y brillante, ojos claros y rasgos etéreos. Con mis tácticas habituales, siempre ( casi ) inócuas, establezco contacto; le miro, me mira ( eureka!). Y como tÃmido e inseguro que soy paso a su lado, como quien va a ver la chaqueta, vuelvo... y me dice algo en danés que no entiendo. Me disculpo torpemente sobre mi desconocimiento de la lengua local, que si en inglés le sirve pues mejor. Asà que me dice que si bailamos, y bailo un rato con ella. Me dice vamos a tomar algo, soprendido por su actitud dominante me dejo llevar. Le invito a una cerveza y para mi una cocacola ( predecible en un abstemio como yo), y hablamos, nada transcendente: de dónde soy, qué hago, cuántos años tengo ( mentÃ, le dije 22, pero bueno es algo que aprendà en otro momento de mi vida que algún dÃa os contaré; no fuera a ser ella mayor que yo, pero tenÃa 20, me dijo aunque el local era para mayores de 21 ella conocÃa a un camarero). Mis amigos dicen que se van que van a perder el último bus, yo digo que me quedo, el todo por el todo. Se levantó una vez a hablar con alguien, esperaba, se me hacÃa eterno. Vino y seguimos hablando, de tÃpicas cosas sin demasiado sentido; vio al camarero que conocÃa, y me dijo si me importaba que hablara con el un rato, le dije que claro que no, asà que aunque a mi lado yo me aislaba. Volvió conmigo, continúa la conversación, le comento que he perdido el último bus, que tendré que esperar al primero de la mañana. Con ello me dice, espera un momento aquà que tengo que ver cómo me vuelvo a casa que no se dónde están mis amigas. Asà que espero. Se me hace eterno, me aferro al taburete donde ella se sentaba, como si la tubiera entre mis brazos y no quisiera soltarla. Y pasan los minutos, y no viene. Otra chica me dice que si bailo con una amiga suya, le digo que no que estoy esperando,... creo. No sé cuanto esperé, quizás media hora o cuarenta minutos, vi pasar al camarero con quien habÃa hablado, y le pregunte por ella, me dijo despectivamente que se habÃa ido. No me supuso un shock, durante la espera me lo habÃa planteado... pero pasados dos segundos querÃa llorar, di una vuelta por el pub como quien busca fantasmas en la niebla, y salà con los dientes apretados y los ojos húmedos. Llamo a un amigo, se lo cuento, me tranquiliza, que vaya donde está el ( muy lejos andando y a 0 grados) o que me coja un taxi. Me cojeré un taxi. Voy caminando y por todas partes hay gente pidiendo taxis, y los taxis no paran, llenos. Veo que al otro lado de la calle, unos paran a un coche normal ( ¿ algún conocido?, suerte), yo sigo levantando el brazo a cada coche que pasa, si son las 4 y media deben ser taxis. Me para un coche, y un hombre de origen turco, me dice que si necesito un taxi ( genial un taxi ilegal), eran las 4 y media de la mañana 0 grados, no tenÃa chaqueta y querÃa morirme. ¿Cuánto? Cien y cinco coronas,... supongo que quiere decir 150... 20 euros... pfff... da igual, ya me da lo mismo. Asà que subo, me enseña dos billetes de 100 y 50, yo le digo que sà con la cabeza, y le doy el dinero. Me dice que me ponga delante ( piraterÃa taxista, me parece bien, si hacen falta taxis pues que se cubra con el mercado negro). Suerte que le camino a casa está en obras, se pierde un poco pero finalmente llego a casa, le doy las gracias, y camino hacÃa mi casa, que ganas de llorar,... que sentimiento de ser lo peor del universo. Durante el viaje me escuso en mil cosas, quizá me dijo que se iba y no la entendÃ, quizás salió y no pudo volver a entrar,... ¡Bah! Da igual, el hecho es que me quede solo, con un mechero que se habÃa dejado en la mesa y que como un tonto guardé mientras esperaba. La mañana siguiente, rara, un mail en el buzón me alegra relativamente, siempre alegra ver un email inesperado. Sonrio a la pantalla y espero que le llegue al remitente, le contestaré otro dÃa, ahora le contarÃa demasiadas historias que no se si está intersada en saber.
LagrÃmas secas en el corazón, e ira reprimida. Dejo de creer que la gente es buena por naturaleza, que hay gente que es mala o que no le importa si hace daño o no,... ante los latigazos, corazón de acero... por lo menos con la gente que no conozco.
Comentarios
Eso te pasa por no haberte venido con nosotros, en vez de tanto tour de cuisine...
Dile a Fe que te dé la chocolatina que le dejé para tÃ.
Beso.
Jei*
Recuerda que estos nórdicos están compuestos en un 90% de hielo en el corazón y que sus reacciones son totalmente distintas a las nuestras.