Varsovia
Bueno, en otra entrega de mis viajes por el mundo, que está tomando su tiempo, aunque a ver si cojo un ritmo semidecente para mis tres admiradores. Pues bueno, dejamos la escena con que la guarra de la finlandesa se había ido a su hostal y yo me había ido a comerme los mocos al mío propio. La situación era desesperante, y no sabía qué hacer, así que hice lo más recomendable, irse a dormir ( porque ya lo decían Siniestro total "camino de la cama, es el mejor camino, solo estar durmiendo es mejor que estar dormido). Al día siguiente otro tour, molón e interesante. Y al otro me fui a Varsovia.
Lo primero, es que el viaje fue una paliza. El tren, dentro de lo que cabe, estaba bien, aunque con 8 horas de viaje cualquier espacio cerrado se te hace un infierno. A mi lado se sentó un matrimonio con pinta de español castellano en modo viaje europeo, es decir hombre cincuentón eclético y moreno suspirando por llegar de una vez, mientras su esposa maruja no se puede estar quita buscando cada dos por tres en su bolso o agua o chicles. Con mi incipiente perdida de vergüenza, y un instinto de supervivencia social, les di conversación. La cual ya no sé sobre que versaba, pero básicamente ibana ver a su hijo que vivía en Poznan (Polonía) con una polaca. Entretenido.
Mi llegada a Varsovia fue poco menos que triunfal cuando veo que el tren empieza a aminorar la marcha y lo unico que veo son campos con casitas al más puro estilo "villatordo de los altos". El tren entra en tramo subterraneo, y ya estamos. En mi cabeza sólo había una pregunta: "¿quién me mandaría a mi venir a Varsovia?". En fin, que bajo del tren, y una estación achatada, destartalada, lúgubre y caótica ( me costó mi tiempo encontrar la salida entre los corredores que había con tiendas de cosas inservibles y comidas indeseables). Salgo y me encuentro con cuatro rascacielos, y entre ellos edificios comunistas más simples que Acebes. Pues nada, allá que me voy a buscar mi hostal y bueno, como que me daba la sensación de estar en una ciudad que lo único que tenía era edificios de la epoca soviética y poco más. Pero todo esto iba a cambiar. Llegué al hostal, dejé mis cosas, le dije a la de recepción, "Nena, dame un mapa,... que esta noche quiero andar" ( mirada de cisne incluida), la chica anonadada de mi seguridad, mi mirada y mi sonrisa, no me dió un mapa solo, si no una guía entera de Varsovia. Así que empezé a caminar, y llegué a la zona antigua que es una pasada y empezé a caminar y dar vueltas y perderme sólo. Llegué al hostal, y no había mucho ambientecillo, y me fui a dormir. Al día siguiente me pille una bici, y seguí dando vueltas por la ciudad. Pero claro, a media mañana ya tenía visto todo lo visible, y echaba en falta el contacto humano. Así pues decidí poner en práctica mis encantos y vi a una chica muy guapa que iba comiendose un helado por la calle, y yo pensé: "siendo tan guapa, debe ser simpática seguro". Así que me apeé de la bici, y le comencé con un inocente: "oye he visto todo esto del mapa, ¿me recomiendas algún otro sitio?". La chica no era de Varsovia, y no sabía muy bien, ella estaba caminando por ahí viendo cosas. Y con mis reflejos de jedi ( que tanto utilizo) le dije: " Te acompaño". Y me sonrió y me dijo: "vale...". Hasta aquí por hoy pequeñas fierecillas del erotismo y la perversión, os daré más carnaza en próximas entregas.
Bueno, en otra entrega de mis viajes por el mundo, que está tomando su tiempo, aunque a ver si cojo un ritmo semidecente para mis tres admiradores. Pues bueno, dejamos la escena con que la guarra de la finlandesa se había ido a su hostal y yo me había ido a comerme los mocos al mío propio. La situación era desesperante, y no sabía qué hacer, así que hice lo más recomendable, irse a dormir ( porque ya lo decían Siniestro total "camino de la cama, es el mejor camino, solo estar durmiendo es mejor que estar dormido). Al día siguiente otro tour, molón e interesante. Y al otro me fui a Varsovia.
Lo primero, es que el viaje fue una paliza. El tren, dentro de lo que cabe, estaba bien, aunque con 8 horas de viaje cualquier espacio cerrado se te hace un infierno. A mi lado se sentó un matrimonio con pinta de español castellano en modo viaje europeo, es decir hombre cincuentón eclético y moreno suspirando por llegar de una vez, mientras su esposa maruja no se puede estar quita buscando cada dos por tres en su bolso o agua o chicles. Con mi incipiente perdida de vergüenza, y un instinto de supervivencia social, les di conversación. La cual ya no sé sobre que versaba, pero básicamente ibana ver a su hijo que vivía en Poznan (Polonía) con una polaca. Entretenido.
Mi llegada a Varsovia fue poco menos que triunfal cuando veo que el tren empieza a aminorar la marcha y lo unico que veo son campos con casitas al más puro estilo "villatordo de los altos". El tren entra en tramo subterraneo, y ya estamos. En mi cabeza sólo había una pregunta: "¿quién me mandaría a mi venir a Varsovia?". En fin, que bajo del tren, y una estación achatada, destartalada, lúgubre y caótica ( me costó mi tiempo encontrar la salida entre los corredores que había con tiendas de cosas inservibles y comidas indeseables). Salgo y me encuentro con cuatro rascacielos, y entre ellos edificios comunistas más simples que Acebes. Pues nada, allá que me voy a buscar mi hostal y bueno, como que me daba la sensación de estar en una ciudad que lo único que tenía era edificios de la epoca soviética y poco más. Pero todo esto iba a cambiar. Llegué al hostal, dejé mis cosas, le dije a la de recepción, "Nena, dame un mapa,... que esta noche quiero andar" ( mirada de cisne incluida), la chica anonadada de mi seguridad, mi mirada y mi sonrisa, no me dió un mapa solo, si no una guía entera de Varsovia. Así que empezé a caminar, y llegué a la zona antigua que es una pasada y empezé a caminar y dar vueltas y perderme sólo. Llegué al hostal, y no había mucho ambientecillo, y me fui a dormir. Al día siguiente me pille una bici, y seguí dando vueltas por la ciudad. Pero claro, a media mañana ya tenía visto todo lo visible, y echaba en falta el contacto humano. Así pues decidí poner en práctica mis encantos y vi a una chica muy guapa que iba comiendose un helado por la calle, y yo pensé: "siendo tan guapa, debe ser simpática seguro". Así que me apeé de la bici, y le comencé con un inocente: "oye he visto todo esto del mapa, ¿me recomiendas algún otro sitio?". La chica no era de Varsovia, y no sabía muy bien, ella estaba caminando por ahí viendo cosas. Y con mis reflejos de jedi ( que tanto utilizo) le dije: " Te acompaño". Y me sonrió y me dijo: "vale...". Hasta aquí por hoy pequeñas fierecillas del erotismo y la perversión, os daré más carnaza en próximas entregas.
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