Ir al contenido principal

La actriz porno

Ella es espléndida, altiva y suntuosa. Calza dos tetas como melones, por supuesto rellenas de silicona. Y se contonéa por la biblioteca esgrimiendo sus encantos más destacables, el culo y las tetas. Tiene una cara de guarra viciosa corolada con unos labios que guardan la historia de haber tragado más leche de mangorra que nadie; una cara ajada por horas y horas acumuladas de rayos UVA.
Entre todas ella es la más viciosa, la chabacanisima, la insuperable, la "actriz porno". Va siempre acompañada de una aprendiz, que aunque lo intenta no llega a la suela de sus zapatos, zapatos con un tacón de 5 centímetros para tener bien controladas todas las mesas de la biblioteca; y que nos giremos todos para pensar por dos segundos "grgrgrgrgr joé que buena que está".

Comentarios

sulaco ha dicho que…
Veo que has decidido adoptar la expresión canaria de Leche de Mangorra. Puedes alternarla con Leche machanga que es un buen sinónimo. Espero que la chavala esa se lave todos los días los dientes al menos dos veces con un buen miembro, que no hay nada como la higiene diaria.
Anónimo ha dicho que…
QUE ESTAN EQUIVOCADÍSIMOS!!!
Que no hay viciosas, ni putas, ni guarras, ni nada que se le parezca, joder!
Que las tias estan muy buenas, muchísimo mas que nadie, que son muy lindas, y que hay que darles polla, mucha polla, que es lo que quieren ellas, y mucha leche blanca, calentita y espesa, hasta llenarles la linda boquita que tienen para que se la traguen toda.
Para eso estan las mujeres, para comerse una ...BUENA POLLA EN SALSA!!!

Entradas populares de este blog

Sería el crujido de los neumáticos, o quizá la noche, más que la noche la imposibilidad de que fuera cualquier otro momento del día excepto la noche. El abrupto deslizarse del automóvil por aquel camino sin asfaltar, atravesando el polvo en suspensión y moviéndonos a espaldas de las casas que tenían ventanas apagadas de gente durmiendo. Esa gente que se dormía a las once para trabajar al día siguiente, esa gente que encontraba su realización en la jornada de ocho horas y una familia que apagaba su vida al encender la tele. Nos sentíamos guardianes de sus sueños, Morpheos, viviendo lo que ellos sólo anhelaban inconscientemente porque habían dejado de anhelar al tiempo que aprendieron a callar. Colándonos por las rendijas de sus contraventanas para desnudar su lívido, para crispar su aceptación muda de la realidad. Nosotros que mirábamos esas ventanas mientras nos comíamos a besos y nos desnudábamos del todo, anhelando el siguiente beso y el siguiente gemido. Nosotros que eramos los rey...
Aquel lugar olía como un camión abandonado, o al menos eso era lo primero que se le venía a la cabeza al pensar en ese olor a húmedad, a cerrado, humo de tabaco, a sudor y a alguna otra cosa imposible de descubrir. Aunque le repgunaba el lugar no podía dejar de sentir esa suave atracción por ella cada vez que se agachaba y dejaba entrever lo que ocultaba su blusa. Lo había hecho ya varias veces, y cada vez, le daba más la sensación que lo hacía a propósito. Y no porque él le gustara, si no porque ella quería gustar. Era algo parecido a un tanteo de fuerzas, un " a ver hasta donde llego". La música seguía sonando, estallando contra las paredes que temblaban a cada beat . Era un sitio pequeño, oscuro y ruidoso. Pero aun así lograba concentrarse sólo en el pecho que ella movía desde sus hombros, y no en su cara que se perdía en una lluvia de luces multicolor que deslumbraban intermitentemente, y no permitían ver nada con claridad. Él se acerco. - Te invito a tomar un café - No -...
Insomnio devengado de los días que llegarán, que serán inmediatos a mi partida. Que serán los portales de mi viaje al otro lado del océano. Del viaje que no es viaje, si no emigración, porque lo dicen las autoridades, porque lo dice el visado, porque pone Residente Temporal en Chile. Porque me muero de miedo. Porque no sé qué voy a encontrar, pero como siempre tengo la dulce sensación narcótica de que allá encontraré a mi ideal de mujer etérea e ilustrada; como si no hubiese aprendido aun que es mentira. Miedo, también, porque no sé qué voy a hacer con mis días, si podré ayudar, si daré la talla, si no me vendré abajo. Se anda cancerando el alma de vacío, ya sin sentimientos, ni ganas de escribir, ni ganas de nada. Sólo un miedo, que ni siquiera es miedo, que es tensión y desconocimiento. Pero nada más. ¿Irá con los años?