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Valencia...

Hoy haciendo gala de mis poco desarrolladas dotes culinarias y menos aun dotes regionales culinarias, me he hecho un arroz de verduras ( paelle de verdures [acento de Sueca(Sueque)]). Con mis mayores animos de labrador arrocero, he frito la verdura, he refrito el arroz con la verdura, le he puesto agua a esperar. Esperar a que se me quedara sin agua y el arroz siguiera como si de peladillas se trataran. Torna-li la trompa al xic! Más agua. Al fin ya, cansado de echarle agua y de que la chupara, he decidido retirarlo del fuego... y dejarlo reposar, cualquier maestro paellero sabe que el "arros" se deja reposar. La verdad es que estaba muy bueno, algun grano duro otro hecho un empastre, pero vamos por lo general bien. Mirad como me ha quedado


En fin que cuando tenga dinero suficiente compraré pollo y hare una paella... Cuando la tenga hecha llamaré a Rita para decirle que esté orgullosa de mi, que uno de los erasmus valencianos ha hecho una paella en territorio danés, que estamos cerca de la reconquista. Y aquí hay bolleras para todas... digo... que hay muchos vikingos con ganas de sentirse valencianos... Cullera, Copenhague la misma cosa, che tú!
Todos a una

Valencia Es la tierra de las flores de la luz y del amor Valencia Tus mujeres todas tienen de las rosas el color Valencia Al sentir como perfuma en tus huertas el azahar Quisiera En la huerta valenciana mis amores encontrar La blanca barraca, la flor del naranjo Las huertas floridas, almendros en flor El Turia de plata, el cielo turquesa El sol valenciano que van diciendo amor Amores En Valencia son floridos como ramos de azahar Quereres En Valencia sus mujeres con el alma suelen dar Pasiones El la huerta valenciana sí te dan el corazón Sus hembras Ponen alma y ponen vida en un beso de pasión

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Sería el crujido de los neumáticos, o quizá la noche, más que la noche la imposibilidad de que fuera cualquier otro momento del día excepto la noche. El abrupto deslizarse del automóvil por aquel camino sin asfaltar, atravesando el polvo en suspensión y moviéndonos a espaldas de las casas que tenían ventanas apagadas de gente durmiendo. Esa gente que se dormía a las once para trabajar al día siguiente, esa gente que encontraba su realización en la jornada de ocho horas y una familia que apagaba su vida al encender la tele. Nos sentíamos guardianes de sus sueños, Morpheos, viviendo lo que ellos sólo anhelaban inconscientemente porque habían dejado de anhelar al tiempo que aprendieron a callar. Colándonos por las rendijas de sus contraventanas para desnudar su lívido, para crispar su aceptación muda de la realidad. Nosotros que mirábamos esas ventanas mientras nos comíamos a besos y nos desnudábamos del todo, anhelando el siguiente beso y el siguiente gemido. Nosotros que eramos los rey
Aquel lugar olía como un camión abandonado, o al menos eso era lo primero que se le venía a la cabeza al pensar en ese olor a húmedad, a cerrado, humo de tabaco, a sudor y a alguna otra cosa imposible de descubrir. Aunque le repgunaba el lugar no podía dejar de sentir esa suave atracción por ella cada vez que se agachaba y dejaba entrever lo que ocultaba su blusa. Lo había hecho ya varias veces, y cada vez, le daba más la sensación que lo hacía a propósito. Y no porque él le gustara, si no porque ella quería gustar. Era algo parecido a un tanteo de fuerzas, un " a ver hasta donde llego". La música seguía sonando, estallando contra las paredes que temblaban a cada beat . Era un sitio pequeño, oscuro y ruidoso. Pero aun así lograba concentrarse sólo en el pecho que ella movía desde sus hombros, y no en su cara que se perdía en una lluvia de luces multicolor que deslumbraban intermitentemente, y no permitían ver nada con claridad. Él se acerco. - Te invito a tomar un café - No -
El retorno del "lledai". Cierto es que he vuelto a España. Un par de comentarios, en el post anterior, hechos en los últimos días me han recordado que tengo un blog ( varios, pero dejémonos de vanidades ); así que me dispongo a retomar esta tragicomedia que es el relato, sesgado, de mi vida. Es comprensible que para recomenzar tome como punto de inicio mi vuelta a España, sé que muchos estás impacientes de que relate con extremo detalle las aventuras más sucias que me hayan ocurrido por mis viajes europeos. No obstante, éstas os defraudarán ( me han defraudado incluso a mi) y las dejaré para siguientes posts. Mi regreso a la provincia carpetovetónica que figura en mi DNI, ha sido muy relajada. Me habían hablado mucho del síndrome post-erasmus, y todas sus malignas consecuencias, que van desde el apuntarse a una academia de español, para conocer más chiquitas extranjeras, al suicidio por inhalación de gas. Lo veo de un dramatismo exagerado, yo he vuelto y tanto mi cuerpo como