La historia de alicia Pocos saben que en los albores de mi existencia yo no era Kike. Me explico. Cuando yo era sólo un nasciturus el ginecólogo de mi progenitora afirmaba con rotundidad que aquello que era feto, y que más tarde sería una persona con brazos, piernas y demás accesorios, sería una bellísima y cándida fémina. Es decir que Kike en aquellos momentos estaba desprovisto de su virilidad. Con aquella información, mis padres tenían en la cabeza que yo sería una linda muchachita, así que me llamaría Alicia o Ana ( a que me pega). Claro menuda sorpresa sería si en el parto apareciera yo con dos cordones umbilicales. Bueno, la cosa es que por alguna razón fueron a otro ginecólogo, que además de ser ginecólogo era más marica que un palomo cojo, tras una ecografía dijo: " que a su ginecólogo Santa Catalina le conserve le vista, porque este niño se podrá ganar la vida con esa chufa". Ni que decir tiene que el tipo acerto sólo en parte, ya que aunque sí que tengo un instrumen...
Cuaderno de filosofía de un manatí.