Ir al contenido principal
¿Quedarán lectores de Sin títulos y de Días sin horas? Supongo que no, y si queda alguno, es residual y pasa de vez en cuando. Los RSS aun no están muy asentados. Bueno el hecho es que Dias sin horas vuelve a estar activo.
Y que Sin Títulos también va a recomenzar.
Lo de Días sin horas es relativamente fácil, ya que sólo tengo que ponerme un poco moñón, escuchar un par de canciones de Bright Eyes y ponerme a escribir. Pero, ¿qué hago con Sin Títulos? Es más, ¿a quién hago esta pregunta si ya no me quedan lectores?
Bueno, algo se me ocurrirá (para conseguir lectores, digo). Lo de la temática sigue siendo un misterio.

También es cierto que nunca ha tenido un temática concreta, por aquello de lo Sin Títulos. Creo que comencé hablando de cosas que se me pasaban por la cabeza (desde reivindicaciones a comentarios de actualidad), hasta cuentecillos menos moñones que no tenían cabida en Días Sin Horas.
Cuando estuve en Chile estuve en un curso de escritura, y aprendí muchas técnicas para escribir. Pero, claro, era para escritura de cuentos. Y esto de los blogs tiene poco de cuento y más de artículos periodísticos o reflexiones.
De hecho Días sin horas no son cuentos, son reflexiones, o prosa poética. No hay personajes, ni acción, ni nada.

Así que este post de Sin Títulos, ni títulos, ni sentido. Bueno, ya he encontrado el camino.

Comentarios

sulaco ha dicho que…
A ver si eres consistente y no lo dejas.
Quique ha dicho que…
Tío Fede, un poco de fe.

Entradas populares de este blog

Sería el crujido de los neumáticos, o quizá la noche, más que la noche la imposibilidad de que fuera cualquier otro momento del día excepto la noche. El abrupto deslizarse del automóvil por aquel camino sin asfaltar, atravesando el polvo en suspensión y moviéndonos a espaldas de las casas que tenían ventanas apagadas de gente durmiendo. Esa gente que se dormía a las once para trabajar al día siguiente, esa gente que encontraba su realización en la jornada de ocho horas y una familia que apagaba su vida al encender la tele. Nos sentíamos guardianes de sus sueños, Morpheos, viviendo lo que ellos sólo anhelaban inconscientemente porque habían dejado de anhelar al tiempo que aprendieron a callar. Colándonos por las rendijas de sus contraventanas para desnudar su lívido, para crispar su aceptación muda de la realidad. Nosotros que mirábamos esas ventanas mientras nos comíamos a besos y nos desnudábamos del todo, anhelando el siguiente beso y el siguiente gemido. Nosotros que eramos los rey...
Aquel lugar olía como un camión abandonado, o al menos eso era lo primero que se le venía a la cabeza al pensar en ese olor a húmedad, a cerrado, humo de tabaco, a sudor y a alguna otra cosa imposible de descubrir. Aunque le repgunaba el lugar no podía dejar de sentir esa suave atracción por ella cada vez que se agachaba y dejaba entrever lo que ocultaba su blusa. Lo había hecho ya varias veces, y cada vez, le daba más la sensación que lo hacía a propósito. Y no porque él le gustara, si no porque ella quería gustar. Era algo parecido a un tanteo de fuerzas, un " a ver hasta donde llego". La música seguía sonando, estallando contra las paredes que temblaban a cada beat . Era un sitio pequeño, oscuro y ruidoso. Pero aun así lograba concentrarse sólo en el pecho que ella movía desde sus hombros, y no en su cara que se perdía en una lluvia de luces multicolor que deslumbraban intermitentemente, y no permitían ver nada con claridad. Él se acerco. - Te invito a tomar un café - No -...
Doblar una esquina Sabios de todas las civilizaciones han debatido infructuosamente sobre el curioso fenómeno de doblar esquinas. Dos planos perpendiculares que forman una estructura tan rígida que ningún ser humano es capaz de alterar con sus propias manos, pero que hasta el más torpe es capaz de doblar. Pese a que lo habitual es doblarla andando, también se puede hacer corriendo, saltando, en bicicleta e, incluso, haciendo la croqueta.  Por lo que tengo entendido fue Periacóntodo, filosofo griego y panadero en su tiempo libre, el primero en identificar este fenómeno. Pese a ser ninguneado por sus coetáneos - a Zenón de Elea le pareció una idea absurda incluirlo en su libro de aporías - sus ideas han transcendido hasta la actualidad.  Fue desafortunado que Periacóntodo vivirá en la única aldea de Grecia menor en la que no se diferenciaban los conceptos de interior y exterior. Dicha particularidad supuso que fueran esquinas tanto el cruce exterior de los muros co...